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La Calificación Civethica: Una nueva métrica para un mundo cansado de las mentiras

El concepto de la Calificación Civethica: pasar de una métrica unidimensional del crecimiento del PIB, que conduce a la destrucción del medio ambiente, a un índice multidimensional que evalúa la salud del planeta, la sociedad y el individuo.

Estamos acostumbrados a medir el éxito de una empresa en dinero. Es hora de medirlo por su contribución a la salud de nuestra civilización.

Vivimos en una era de paradojas. Una empresa puede afirmar que está comprometida con el "desarrollo sostenible" mientras destruye ecosistemas a miles de kilómetros de su sede. Una marca puede hablar de "responsabilidad social" mientras utiliza mano de obra esclava en países del tercer mundo. Vemos informes financieros brillantes y escuchamos declaraciones grandilocuentes, pero sentimos intuitivamente que algo más se esconde detrás de esta fachada.

El sistema existente para evaluar a las empresas está roto. Se basa en la ilusión de que el beneficio financiero es sinónimo de éxito. Esta ilusión permite que florezcan el "greenwashing" y el "ethics-washing", donde un hermoso envoltorio de marketing oculta un contenido tóxico.

La Fundación Civethica ofrece un enfoque radicalmente nuevo: La Calificación Civethica para Empresas. No es solo otro conjunto de criterios. Es un nuevo sistema de coordenadas diseñado para responder a una sola pregunta: ¿cuál es la verdadera contribución sistémica de esta empresa a la salud del planeta, la sociedad y la conciencia humana?


¿Por qué no funcionan las métricas antiguas?

Imagine dos empresas.

La empresa A produce "moda rápida" ultrabarata. Su rendimiento financiero es magnífico: miles de millones en beneficios, acciones en alza. Pero, ¿cuál es su costo real? El agotamiento de los recursos hídricos, la contaminación de los océanos con microplásticos, el fomento de una cultura de consumo excesivo y la explotación de mano de obra mal pagada. Sistémicamente, esta empresa le quita más al mundo de lo que le da.

La empresa B desarrolla tecnología de purificación de agua y la implementa en países en desarrollo. Sus beneficios pueden ser modestos. Pero su contribución sistémica es enorme: mejora la salud de millones, restaura ecosistemas y promueve la estabilidad social. Sistémicamente, esta empresa está sanando el mundo.

En el paradigma financiero actual, la empresa A es un "éxito" y la empresa B es un "proyecto de nicho". La Calificación Civethica está diseñada para darle la vuelta a esta lógica.

Tres dimensiones de la verdadera contribución

Evaluamos a las empresas a lo largo de tres ejes interconectados que cubren todo su ciclo de vida, desde la idea hasta el impacto.

  1. El ciclo de creación de valor: "¿Qué y cómo lo hace?"

    Es un análisis de la cadena de producción y del propio producto.

    Ética del producto e impacto en la salud humana: Es un criterio directo y sin concesiones. Analizamos si el producto de una empresa mejora o empeora la vida de las personas.

    • Contribución positiva: Desarrollo de medicamentos, producción de alimentos saludables, creación de tecnologías educativas, herramientas para el bienestar mental.
    • Contribución negativa: Fabricación de productos que causan adicción (tabaco, alcohol, juegos de azar), que contribuyen a enfermedades crónicas (alimentos ultraprocesados con alto contenido de azúcar y grasa) o que crean un entorno de información perjudicial.

    Ética medioambiental: ¿Cómo utiliza los recursos? ¿Cómo minimiza los residuos? ¿Restaura la naturaleza o la agota?

    Ética social: ¿Cuáles son las condiciones laborales de sus empleados y contratistas? ¿Es justo el salario? ¿Se respetan los derechos humanos en todas las etapas de la producción?

  2. El ciclo de distribución del valor: "¿A dónde van su dinero e influencia?"

    Esta es nuestra diferencia clave con otras calificaciones. Creemos que no es suficiente producir un producto "limpio". Es de vital importancia en qué se gastan los beneficios y la influencia resultantes.

    Una empresa puede producir el yogur más orgánico del mundo, pero si sus beneficios se destinan a financiar un partido político que incita a la guerra, a apoyar a organizaciones terroristas o a organizar campañas de desinformación, su contribución sistémica es profundamente negativa.

    Aquí evaluamos:

    • Influencia política: ¿A quién financia y presiona la empresa? ¿Promueve la paz y la democracia o el militarismo y el autoritarismo?
    • Influencia informativa: ¿Lucha la empresa contra la desinformación o es una fuente de ella? ¿Participa en el "terrorismo informativo" contra competidores o comunidades enteras?
    • Ética fiscal: ¿Paga la empresa impuestos donde obtiene sus beneficios o traslada el dinero a paraísos fiscales, privando a la sociedad de recursos para la medicina y la educación?
    • Estructura de propiedad: ¿Quién es el beneficiario final de la empresa? ¿Hay entidades criminales o sancionadas detrás de ella?
  3. El principio de apertura: "¿Se puede confiar en usted?"

    La confianza es imposible sin transparencia. Por lo tanto, la metodología de la Calificación Civethica será completamente de código abierto. Cualquier experto, periodista o ciudadano podrá verificar nuestros datos y comprender cómo se formó la evaluación. No emitimos un veredicto, proporcionamos las herramientas para una conclusión informada.

El futuro que podemos elegir

La Calificación Civethica no es solo una herramienta de evaluación. Es una palanca para la transformación. Es necesaria para:

  • Inversores conscientes, para dirigir el capital hacia empresas que construyen un futuro saludable.
  • Consumidores reflexivos, para que sus compras se conviertan en una voz de apoyo a los valores reales.
  • Empleados talentosos, para elegir empleadores cuya misión coincida con la suya.
  • Las propias empresas, para obtener un mapa honesto de su impacto sistémico y encontrar vías para una mejora real.

Invitamos a expertos, analistas, investigadores y a todos los ciudadanos interesados a unirse al diálogo sobre la creación y el desarrollo de esta herramienta vital. Es hora de exigir a las empresas no solo una responsabilidad financiera, sino también una responsabilidad civilizatoria.

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